Gramatik no es un grupo musical, sino el nombre de un dj de origen esloveno (nacido en Portoroz) cuyo verdadero nombre es Denis Jasarevic. Según su biografía, sus gustos por la música comenzaron cuando, a la edad de 3 años, se escabullía al cuarto de su hermana mayor y se ponía a escuchar la radio y los cassettes de funk, jazz, soul y blues que ella tenía.
Gracias a la magia del internet y la posibilidad de compartir archivos de forma gratuita, Gramatik se dio a conocer en Estados Unidos y en Gran Bretaña. Con ello logró obtener la suficiente cantidad de seguidores como para dar tours por Europa y, posteriormente, en suelo americano.
Se unió a la disquera Pretty Lights Music cuya peculiaridad consiste en que comparte toda su música de manera gratuita. Esto va de la mano con la ideología de este dj sobre "liberar la música al hacerla gratis" (aunque en inglés esto suene mejor: "freeing music by making music free"). Tras su ascendiente éxito, Denis volvió por algunos de sus amigos de la infancia, quienes le ayudarían en sus shows y otras cosas, para irse a vivir a Brooklyn y así compartir cada vez más su amor por la música.
Su estilo siempre ha sido bastante versátil y tiende a mezclar diversos estilos musicales en sus pistas. Aunque parece tener una afinidad por el dubstep, también es capaz de mezclar hip-hop, jazz, soul, funk, electrónica y otros más. En lo personal, yo no soy de los que gustan mucho de escuchar dubstep o música electrónica, pero hay tres discos de Gramatik que no han dejado de inspirarme: los tres volúmenes de Street Bangerz. Aquí el género que impera es el de jazz, aunque también se le mezcla con ritmos de hip-hop, una combinación adictiva y entretenida. Les recomiendo escuchar canciones como Just Jammin', Ass Kickin' Bass, Cool Thieves, Flip The Script o Muy Tranquilo. Pensándolo bien, escuchen los tres discos.
Los invito a darle una oportunidad y ,claro, como en gustos se rompen géneros, que también prueben con los otros discos. Además, se les agradecería mucho que comentaran qué otros grupos valdría la pena escuchar porque, después de todo, todos deberíamos pensar como Denis y compartir la música para poder liberarla.
Fuentes
- Biografía de Gramatik.
- Entrevista con Gramatik (The Dankles).
Fuentes
- Biografía de Gramatik.
- Entrevista con Gramatik (The Dankles).
Fotografía tomada durante las protestas de Egipto del 2011. |
“Sembrad
una pequeña simiente de rebeldía, y determinaréis una cosecha de libertades.”
Práxedis G. Guerrero, periodista y minero de Guanajuato que colaboró con el
periódico “Regeneración” que se rebeló ante la dictadura de Porfirio Díaz.
Así como Práxedis, es fundamental
mantener al pueblo informado sobre las atrocidades que lleguen a cometer nuestros
gobernantes, o cualquier persona o institución, contra nuestra integridad. Y no
solo eso, también cualquier cosa que nos pueda ayudar a trascender
intelectualmente, que nos ayude a aprender más, que nos iluminé y nos ayude a
salir de las penumbras de la caverna.
La información siempre ha sido la
mayor ventaja que un pueblo puede tener ante sus opresores. Un pueblo culto es
un pueblo fuerte y un pueblo unido lo es aún más. Y por el contrario, la
desinformación ha mantenido al pueblo dividido por generaciones. En estos
tiempos, cuando esa información circula por las redes a una velocidad
impresionante y donde los datos difieren entre tal y cual fuente, es difícil
poder estar seguros de cuál es la verdad. Sin embargo, lejos de desanimar,
debería incentivar el querer buscar mejores fuentes o información más confiable
para poder compartirla con los demás, poder debatirla y criticarla. Como bien
dice Manuel Castells en su libro Comunicación
y poder, estas redes sociales de información pueden suponer un poder por
parte de la sociedad en contra del poder del Estado, organizaciones o incluso
contra el mercado en una suerte de “contrapoder” o rebelión.
La afinidad que encontremos con la
información, el estar o no de acuerdo con el statu quo, nos ayudará a conformar
grupos sociales dentro de estas redes tales como Facebook o Twitter. Aunque es
por lo general cuando algo va mal que el pueblo pareciera unirse más. De hecho,
según uno de los detractores, Morozov, estas redes sociales no sirven como
forma de organización pues crea lazos débiles. Esto es, que nadie sale a tirar
cocteles molotov por el tweet del amigo de un amigo que uno conoce por
internet. Eso es totalmente cierto, pero es que tampoco se trata de incitar la
violencia por estas redes (aunque en algunos casos es posible que se de), sino
el de generar el razonamiento crítico.
Recordemos lo sucedido en la
Revolución Verde de Irán en el 2009 donde los iraníes organizaron
manifestaciones y huelgas, a través de Facebook y Twitter, en contra del
candidato electo Ahmadineyad. La Revolución Tunecina a principios del 2011,
donde el pueblo utilizó varios medios, incluido el internet, para quitar del
poder a su entonces dictador Ben Ali (quien, por cierto, estuvo en el poder
desde 1987). Posteriormente, se desató lo que hoy conocemos como la Primavera
Árabe donde destacaron, entre los tantos países que participaron para atacar y
disolver a sus respectivos gobiernos, Egipto, Yemen y Libia.
Hay una imagen famosa que estuvo
circulando por la red sobre unos manifestantes egipcios con pequeño cartel que
decía “gracias, Facebook”. Y es que gracias a ese medio, fue posible lograr la
organización para derrocar al entonces dictador Mubarak, quien había estado en
el poder desde 1981. De hecho, es curioso que el impacto de las redes fuera tan
grande que tuvieron que “apagar” Facebook y Twitter para evitar las protestas.
Ahora bien, los detractores dicen
que esas revoluciones se hubieran dado incluso sin la existencia de las redes
sociales; también Castells dice que las verdaderas razones por las que se
dieron los hechos son la miseria, la exclusión social, la falsa democracia y el
encarcelamiento. Tienen razón. Los medios sociales de
comunicación no fueron el detonante, por eso son solo medios, instrumentos.
Las manifestaciones, y es aquí donde
empieza a ponerse más curioso este fenómeno, no son propias de un país. Ha
existido una unión y manifestación a nivel global dentro de estas redes. El
motivo en común fue la censura y el derecho a la libertad de expresión e
información. Yo recuerdo que mucho antes de que saliera en las noticias de la
televisión, las iniciativas de la ley SOPA, PIPA y ACTA ya se debatían y
criticaban en varias página de internet y por Facebook circulaban varios videos
explicativos sobre en qué consistían. Inició también un movimiento conocido
como Anonymous donde sus integrantes portaban mascaras de Guy Fawkes. Declararon
una “guerra cibernética” en varios países. ¡Incluso fueron capaces de tumbar la
página de la CIA! México no fue la excepción, cuando se intentó aprobar la
famosa Ley Doring.
En México, la cuestión de las redes
sociales ha estado algo complicada. Las grandes corporaciones mediáticas,
Televisa y Tv Azteca, han tenido cierta lucha contra las redes sociales. Si
bien se dice que Peña Nieto hizo una compaña intensivamente mediática, fue en
las redes sociales donde tuvo su más dura crítica. Todos recordamos aquel
suceso en donde alumnos de la Ibero corrieron y abuchearon a Peña Nieto. Se
terminó formando el movimiento “Yo soy 132” como producto de ello. Sin embargo,
la influencia de los medios televisivos fue un duro contrincante para las redes
sociales por el hecho de la cobertura del internet y cuántos tienen acceso a
una computadora. Además de eso, fue muy notoria la falta de unidad por parte de
los mexicanos; los bandos estaban muy marcados: entre los que no querían a los pejezombies
y a un loco de la izquierda, los que no querían a un producto de telenovela con
un nivel cultural bastante dudoso representando en los pinos, los que no
querían una “presidenta” que abogaba a su condición de mujer para ostentar el
puesto y prometía el doble de “cuchi-cuchi” si ganaba y los que no querían que
el candidato de Elba Esther le terminara dando más poder a la líder vitalicia
del SNTE.
Lo cierto es que México suele
encontrarse en la posición de elegir al que considera “el menos pior”. Es por
eso que nuestro país debería de utilizar estos medios para informar, pero sin
el clásico “infórmate, ignorante”. Es decir, sin esa necesidad de ser hostiles.
Si seguimos así nunca vamos a llegar a nada y después nos vamos a estar
quejando. Julian Assange, creador de Wikileaks, había propuesto la creación de
otra red social exclusivamente para compartir información de los países de
origen de sus integrantes para fomentar la solidaridad y para que estemos
informados. Personalmente, no tengo ningún problema con que en Facebook se
publiquen cosas como qué desayunamos o con quien acabamos de cortar, pero
estaría bien de vez en cuando mostrar más curiosidad y solidaridad por cosas
que afectan al resto del mundo. Sacarle provecho y aprender con este medio. Darle
un ejemplo a las futuras generaciones de que fuimos capaces, fuimos críticos y
no nos enajenamos. Sea cual sea el medio que utilicemos, no globalicemos el
odio y los prejuicios. De eso ya hay mucho. Globalicemos la libertad de
conciencia, la libertad de expresión. Globalicemos la resistencia.
Fuentes:
- Castells, M. (2009). Comunicación y Poder. Alianza: Madrid.
- First Thoughts on Tunisia and The Role of Internet.
- ¿Existen las Twitterrevoluciones?.
- La Wikirrevolución del Jazmín.
- First Thoughts on Tunisia and The Role of Internet.
- ¿Existen las Twitterrevoluciones?.
- La Wikirrevolución del Jazmín.
Recuerdo que cuando vi este libro por primera vez, dos cosas me llamaron la atención: en primera, el hecho de que se trataba de un payaso triste y amargado, cosa que para mí supone una maravillosa ironía, y, en segunda, que el autor, de origen alemán, me recordó mucho a Herman Hesse (uno de mis autores favoritos). La verdad es que cuando uno se imagina una novela alemana, un color gris puede llegar a sus mentes mientras intentan imaginar a los personajes y el ambientes en ella incluidos.
Heinrich Böll. Nacido en 1917 y muerto en 1985. |
Heinrich Böll fue un escritor alemán que combatió en la Segunda Guerra Mundial y terminó siendo prisionero en un campo estadounidense en Francia. Fue ganador del premio nobel de literatura en 1972 por su:
"Por su escritura que a través de la cual su combinación de una amplia perspectiva sobre su tiempo y destreza sensible en la caracterización ha contribuido a la renovación de la literatura alemana."(En inglés, click aquí)
Es cierto que este autor revolucionó la manera de escribir de otros pasados grandes autores germanos, pero lo más notable de sus obras son los personajes y sus luchas constantes contra instituciones y paradigmas sociales. Sus temas recurrentes suelen ser la posguerra y las sociedades moralistas (e hipócritas). Este señor solía ser un católico asiduo, pero también un acérrimo crítico de la institucionalización de la misma.
Además, me parece, era una amante de la ironía y la sátira, pero también de la justicia. A pesar de que el personaje principal de esta novela, Hans Schnier, es un payaso (por profesión) y ateo, él representa su visión, y la de muchos, sobre la Alemania que queda en ruinas después de la Segunda Guerra Mundial, no solo estructuralmente, sino también espiritualmente (más o menos con el volksgeist). Se puede notar una división en el ambiente, y también un dejo de nostalgia. ¿Qué es lo que le pasa a Hans? El catolicismo parece haberle quitado a su novia abogando a la idea del pecado. Es decir, tener relaciones fuera del matrimonio es cuestión de pecado. Pero Hans es una persona simple, solo quiere amar a Marie, su querida y católica novia, sin que los demás interfieran. Es ateo y quiere vivir sin presiones morales de cualquier tipo, ya él tendrá su propia ética respecto a lo que se refiere al bien y al mal. Solo quiere que la sociedad lo deje en paz y lo deje disfrutar la vida junto a su amada.
La doble moralidad se hace presente en casi toda la historia. Los objetivos políticos, los cuales Hans aborrece, son propios de aquellos que se hacen llamar hombres de Dios. La democracia cristiana de esos tiempos y la casi obligada impresión de vergüenza por parte de los alemanes de la posguerra dañan la integridad de nuestro protagonista al meterse con sus ideas y su vida privada.
¿Irónico que hombre de Dios deseen tanto poder como para llegar a alcanzarlo? ¿No les parece más irónico un payaso, cuya profesión consiste en entretener, distraer y alegrar a las personas, con el corazón roto, su intelecto cuestionado por sus emociones y que se emborracha hasta desmayarse con lo poco que gana? No es hedonismo si no lo disfrutas. No es felicidad si no tienes con quien.
Aunque en gran parte la crítica va hacia el alemán promedio de esos tiempos, creo que en cierta forma se podría aplicar a los tiempos en los que vivimos actualmente. Por ejemplo, la idea, no expresada, de que somos jueces de la moral y al ver a alguien "moralmente inferior" nos sentimos superiores o más puros y de mayor valor; nos sentimos más educados y civilizados, menos salvajes (de ahí la idea de la falsa vergüenza de muchos de los ciudadanos del país que albergó a los nazis). Böll era católico, sí, y esto no se trata de una crítica a la religión como ideología, sino como institución. El autor era una persona que veía por los marginados y odiaba la hipocrecía que alcanzaba a las grandes cúpulas de la religión. El poder concentrado y mal utilizado. Quienes viven dentro de esa moralidad, le dan el poder a jueces invisibles y poco confiables. El concepto de ateo me llega a la mente. ¿Existiría ese término si no existiera esa casi obligada tendencia a querer dividir las buenas voluntades de las personas por creencias religiosas? O, en otro caso no menos mezquino, ¿por sus creencias políticas? Hans, el borracho apolítico y ateo, no fue eso hasta que la sociedad le hizo aborrecer la política, la religión le hizo aborrecer el concepto de Dios y la religión misma y el corazón le hizo amar la bebida.
Sin duda es una obra que deja al lector con mucho en qué pensar. No es sobre la decadencia de un marginado, o automarginado, pues sería más digno. Es la eterna lucha de todos los que buscan vivir en paz y sin mayores preocupaciones que poder conseguir que comer para ellos y sus parejas, para ellos y sus seres queridos. Para los que quieren que si se va a hacer política, sea para todos, para que los recursos pasen por manos de todos y no de unos pocos. Para que la religión profese espiritualidad y no política ni ambiciones económicas. Para los que quieran ser jueces de sus propias vidas. Para los que aún sumergidos en la miseria y en el desencanto hacen lo imposible por lucha por lo que los hace felices. Pues bien, saquemos a ese payaso interior e intentémos contagiar la felicidad que las cosas simples nos dan y nos mantienen con vida, hay que reírnos de la sociedad y las instituciones abusivas y controladoras porque, de todos modos, eso es lo que son: una burla.
Fuentes: